viernes, 29 de abril de 2011


 GUERRA DE DIVISAS


El mundo está a punto de enfrentarse en una confrontación sobre el valor de sus monedas y esto podría desencadenarse en una guerra proteccionista nada positiva.



Aunque muchos países están en la pelea, la realidad es que China y Estados Unidos son los que se llevan la cartelera principal.




Por un lado, nos encontramos a China, que por muchos años ha disfrutado de un crecimiento económico fenomenal, en parte gracias a que Estados Unidos le ha estado comprando lo que produce, para esto ellos han mantenido su moneda, que es el yuan, muy barata para que los demás puedan comprar más y más.
Con ese dinero que China ha estado recibiendo del resto del mundo sumado al alto nivel de ahorro entre los chinos y su bajo consumo interno, el país ha logrado acumular altos niveles de reservas. Como China quiere que se le siga comprando mantiene artificialmente el valor de su moneda bajo. Si un país devalúa su moneda, este país empieza a trabajar más porque empieza a exportar más pero el resto de países que no han devaluado sus monedas tienen productos más caros, y tarde o temprano tendrán que recortar los costes, por ejemplo, recortando los salarios de los trabajadores.

En la otra esquina está Estados Unidos que por muchos años vivió como consumidor del mundo. Al tener una moneda fuerte, le compraba a los países, especialmente a China, grandes cantidades de productos y servicios, lógico a un bajo coste. Así, se mal acostumbró a vivir con poco ahorro. Como ahora Estados Unidos está pasando una seria situación económica, entra en una fase de más ahorro y menos gastos. Esto hace que el consumo caiga, y si tiene una demanda cayendo internamente, tan solo puede buscar crecimiento exportando. Como el crecimiento de Estados Unidos no está siendo todo lo rápido que se esperaba, el presidente Obama está sacando toda la artillería pesada: aumentar el gasto público, rebajar los impuestos, la reserva federal mantiene muy bajos los tipos de interés (casi en 0) y todo eso hace que aumente la cantidad de dólares que hay en la economía. Cuando hay una gran expansión de dólares lo que sucede es que el tipo de cambio se deprecia, el dólar se deprecia, situación que ayuda a que otros países puedan comprar los productos que Estados Unidos produce. De este modo, la reserva federal sigue llenando la economía de dólares para mantener el dólar devaluado.




Pero a China no le conviene que el dólar pierda valor porque todos sus activos que están nominados en dólares se depreciarían, se empobrecería en términos netos, su moneda se apreciaría, las exportaciones caerían, sería más costoso invertir en China, la obligaría a aumentar el consumo interno y bajar el ahorro. Por eso China pelea por mantener el valor del yuan devaluado.




En esta pelea entran también países como Japón, Alemania, India, Israel, Brasil, Sudáfrica y otros países que están devaluando sus monedas.
El peligro que existe es que los países se encierren, se escuchen gritos de consumir lo nacional, no lo exterior, limitar el libre intercambio y el resto pagando más caro y con menos opciones.

Taiwán impuso limitaciones al capital extranjero, Brasil y Tailandia subirán los impuestos a inversionistas extranjeros, Corea del Sur está limitando las inversiones, Estados Unidos ya ha puesto restricciones a ciertos productos chinos y China a inversiones extranjeras.
Alemania, cuya economía depende de las exportaciones, ve con preocupación la reciente revalorización del euro, que lastra la competitividad de sus productos en el exterior. La moneda única está en su nivel más alto de los últimos ocho meses y se cambia a 1,40 dólares.




No es buena ni para China, ni para Estados Unidos ni para el resto del mundo esta pelea de divisas. Si la guerra de divisas no se frena todos los países se lanzarán a una carrera de rebajas monetarias para poder competir mejor. Será una guerra monetaria desastrosa porque todos seremos más pobres y la salida de la crisis será mucho más difícil.



No hay comentarios:

Publicar un comentario